Carta al abuelo Pedro

"Ya llegará el día de nuestra victoria;
la Paz por el mundo se paseará,
talleres y campos cantando la gloria
de los que cayeron por la libertad.”
La casa semioscura me trajo a la memoria tu presencia. Para mi desconocida, ya que supe de vos pocas semanas antes de que te fueras de viaje. A medida que iba subiendo los peldaños de esa escalera de madera, que tantas veces habrás subido y bajado por ella en todos esos años que viviste allí…me fui preguntando cuantas historias cobijaban esas paredes. El cuarto permanecía intacto, como esperando tu imprevisto regreso en cualquier momento. Colgada de la pared, tu foto, se imponía junto a las mujeres. Serio, como si estuvieses enojado por haberte retratado y dejar allí tu estampa inalterable con el correr de los años.
Espero no te enojes por mi tuteo…debería tratarte de usted, dada la diferencia de edad y el respeto que tu imagen impone…pero a veces, cuando le escribimos a los que ya no están, nos permitimos estos abusos.
Ojala hubieses sido más precavido y haber dejado escrito en esos papeles que le llaman testamento…que no vendieran la casa.
La gente no sabe que no solo vende ladrillos, se vende los recuerdos, las historias de diferentes generaciones que se han refugiado allí, buscando el consejo, la palabra amiga, al padre, al abuelo, al hombre.
Te preguntaras por qué te escribo…es uno de mis pasatiempos, jugar con las palabras, armar historias, inventarlas como en este caso, ya que no tengo tu recuerdo.
Pero puedo imaginarte, en ese cuarto, lugar donde tu nieto ha hecho suyo, leyendo tus libros, soñando con un país más justo, más equitativo, con la igualdad de clases, sin capitalismo, sin niños pidiendo en las esquinas. Poco a poco nos vamos acercando, aún falta mucho, pero tus utopías nos sirven a muchos para seguir andando y por hombres como vos…seguir luchando.
A través de Martín llegue a vos…y de tu guarida, que me gusto entrar y sentir tu olor aún perfumando el ambiente. Tu invisible imagen sigue paseando por esos pasillos, durmiendo en esa cama que está como la dejaste, al igual que el sillón esperándote. Y los recuerdos agazapados en cada muro, en cada ladrillo que supiste levantar y mantener erguidos con sacrificio, con amor, con orgullo. Qué pena que los muertos no puedan defender su territorio y por el vil metal, tal vez mañana todo se transforme en polvo. Pero no temas, porque podrán derribar las paredes, las ventanas, las puertas, pero jamás demolerán tu recuerdo, porque te quedaste habitando en “tu cuarto hijo”.
3 comentarios
Mariela -
PARA ALFONSO IGLESIAS
"Has muerto, camarada,
en el ardiente amanecer del mundo.
Has muerto cuando apenas
Tu mundo, nuestro mundo, amanecía.
Llevabas en los ojos, en el pecho,
Tras el gesto implacable de la boca,
Un claro sonreír, un alba pura"
VALLEJO.
Anarco de toda la vida
Cuando Federico murió
Llegaste en barco y
enviciado por la bacteria
de locura por las olas.
Embravecidas, rojas y negras
A esta tierra, llena de promesas
Que no eran tales
Inflamaste a la familia
con tu demencia pero no
contagiaste.....
Apenas nos hiciste viajar
por sombras a tu tierra,
asomarnos a tu abismo
con rostros incrédulos.
Hoy te fuiste con Granada,
Y Barcelona, y los anarcas
Te seguimos mientras
Las hojas de Marcha despeñan
de tristeza postrero tu paso
M.R
noamanda -
Ya nos saludamos por mesenger.
pokito -
chus